martes, febrero 07, 2006

Capítulo 13 : Historia de un medallón

La sombra del Coloso empezó a aparecer por el oeste al atardecer, demasiado cerca de la puesta de sol como para que los dos flacos piratas pudieran distinguir si era el barco correcto. Bagaban en los restos de una barca de pesca, dos náufragos que para más realismo habían decidido permanecer en ayuno. Permanecían hechados de cualquier manera en la pequeña barca, como dormitando el sueño de una resaca.

--Como dos gilipollas --pronunció Akil casi sin mover los labios. Ambos rieron un poco, y al rato se volvió a hacer el silencio. El barco aun quedaba demasiado lejos, así que no había nada que hacer. Tal vez aun tendrían que esperar a que el sol se acabara de poner, y aun a que cayera el velo azul marino de la noche.
--Akil, hay muchas cosas que aun no comprendo. Desde que subí al Putafosca no he parado de ver y oir cosas, y en cambio cuanto más atiendo menos comprendo lo que ha pasado ni lo que pasará. Incluso Jieggel ha intentando matarme.
--¿Jieggel?-- Akil solto una risa discreta y sincera. --Bueno, eso dice dos cosas a tu favor. Una es que no has sido empalado por esas espadas orientales que tiene. Eso te hace cojonudo. La otra es que seguramente te vio hacer algo que no debías.
--Subí a bordo a la mujer que el capitán tiró por la borda.
--Ya me lo imaginé --dijo tranquilamente, y no hizo ninguna pregunta al respecto. Cuando pasó un tiempo incomodo, Cuchillo continuó.
--¿Qué me dices del Mar Carmesí?
Pasó una gaviota, y la respuesta tardó en llegar.

--Fuimos hace dos años. Por aquel entonces eramos más a bordo, y algunos como Edrik no habían ingresado aun a las ordenes de Tim. Estaba Corel, hermano pequeño del capitán, y Montepelao, y Piti el tuerto con su enorme rata, la que ahora cuida Barbas. Sebastian Gorante, cuñado del Governador de Golden Sunrise iba en pos nuestro asi que nos dejamos llevar por los vientos, como hacíamos por entonces, hasta llegar a unas islas solitarias. Cuando vimos aquel puerto, del que aun no sé el nombre ni me interesa, abandonado como estaba de cualquier hombre que lo mantubiera, no tardamos en amarrarlo para subir algo de fruta. Teniamos el convencimiento de que, si aquello eran las costas el Mar Carmesí, él no se atrevería a arribar.
>Solo un hombre encontramos en aquel lugar, un anciano que insitía en que nos marcharamos pronto, y del que no obtubimos nada acerca de porqué qué había sido abandonado el lugar. Por lo visto, más allá de las islas solo moraban lo que él llamaba los Lobos, una orden que raramente se dejaba ver. Lobos, imaginé, era como en algunos lugares llamaban a los corsarios.
>No pasó más de un dia cuando distinguimos en el horizonte la silueta de un navío que solo podía ser el del capitán Gorante. Al final se atrevió a venir, e incluso tal como descubrimos después, trayendo a su pretendida esposa, hija del Governador. Así que nos internamos más adentro del Mar. Imagino que tubimos suerte porque, cuando Gor amarró, los Lobos pasaron por aquel puerto y los cañones no tardaron en sonar. Entonces fue cuando empezamos a tener miedo de verdad.
>Diezmados nuestros perseguidores, nosotros no pudimos hacer menos honor que el de rematarlos. Algunos sollozaban gritando antes de morir, porque habíamos sido nosotros los que habíamos despertado la Gran Loba, pero la mayoría de los supervivientes se cobijó en la isla hasta que llegamos nosotros. Fue así como encontramos a un mutilado Sebastian Gorante, cuando nos emboscó con cincuenta de sus últimos hombres y apunto estubo de acabar con todos nosotros. Mató al hermano de Tim y se quedó con su medallón. En realidad descubrió algunos tesoros más, guardados por el viejo que encontramos en la isla, y en ella se escondió hasta que nosotros desistimos. Presionados por la cercana presencia de los Lobos, salimos de aquel lugar con algunos de los tesoros que tubo que abandonar para esconderse. Imaginamos que murió allí, pero ahora no estamos tan seguros.
>Hace tres meses, un pajarito nos dijo que el Governador había regalado a uno de sus hombres un exótico medallón. No fue Gorante quien se lo trajo, si no un recadero suyo. El pretendiente de su Eleine --que ahora se hallaba en posesión de Tim Cabeza de Tiburón--, había encontrado su lugar en el Mar Carmesí.

Tomás Cuchillo dio un respingo. Se había puesto ya el sol, y apenas quedaba una franja de claridad en el oeste. La claridad solo estaba interrumpida allá en un punto negro que había ido crecido con el relato de Akil. Era un dhow enorme. Un dhow de guerra que olía a muerte.

3 Comments:

Blogger Amarth said...

Primera mención a los lobos y al mar carmesi, y por fin el inicio del plan de la batalla.

Conserva el toque misterioso y fantastica gran trabajo !!

8:19 p. m.  
Blogger Bru Ponç said...

Mi tiempo me ha costado: ¡Hora y media por lo menos! xD

En vez de estar subiendo niveles en el WoW...

8:36 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Wowowowow, mejora la historia, tiene aires de ser megazor.
Por favor hiswelin, ahora k te toca a ti, no hagas de las tuyas (me refiero a la violacion) XD

10:15 p. m.  

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