miércoles, marzo 08, 2006

Capítulo 37 : Negreros

La goleta de dos mástiles y medio zozobraba continuamente, haciendo rechinar la tablas. Era así como el Rapsodia se quejaba de su mala suerte, como un perro fiel que llama a su amo. Pero ahora el capitán se hallaba más lejos de lo que debiera.
Tras el desembarco de Tim y su reducida cuadrilla, Edrik quedó al mando de la embarcación y pronto empezaron a rondar el puerto portugués en busca de pequeños pesqueros que saquear. La tripulación estaba ansiosa y el barco estaba en buenas condiciones, y ningún peligro solía entrañar este pillaje si se andaba atento a las nabes de la guardia. Lo que Mabo, de los gitanos, vio desde la gavia en el turno de guardia fue sin embargo otra cosa: Para sorpresa del contramaestre, otra goleta con bandera pirata.
A veces surgía aquí y allá algún código entre bucaneros, algo que era conveniente respetar y que les permitía poder sacar provecho de la buena convivencia entre los ladrones, siempre que fuera posible. Pero ahora nadie era de fiar. Al anochecer del día en que Cabeza de tiburón quedó en Lisboa, otearon otra goleta parecida, y aun en el más lejano horizonte les pareció ver un galeón de bandera roja. Bandera pirata.
Demasiados chacales, pensó Edrik, rondando carroña. O tal vez era justo lo contrario, por que al olor del buen manjar, los muchos pueden cercar una carne mayor. Y aunque no hubiera justicia en el reparto del botín, siempre era bueno hacerse un sitio en el ataque a una ciudad. En todo caso, pronto se les ofreció la oportunidad de ver qué podía ocurrir allí, cuando la primera de las goletas vistas, apenas más pequeña que la Rapsodia, se acercó y ellos se dejaron acercar.
El contramaestre dio órdenes claras: Armarse y quedar al acecho.
Cuando las dos nabes estubieron al alcance de la voz, un hombre alto y de ruda complexión apareció en cubierta. Era el capitán McCork, pero nadie podía saberlo.
--¡Tened a bien hacer parlamento entre miembros del mismo gremio!
--¿Qué necesitais y por qué tendríamos que tenerlo a bien? --preguntó cauto Edrik
--El escorbuto empieza a pesar en esta nabe, y no tenemos verdura ni hiervas para sanarlo. Aunque somos muchos y fuertes, andamos desesperados. Quede así respondida tu segunda prengunta.
--¿Habremos de daros lo que tenemos por vuestra amenaza?
--Ya pensé en eso, buen hombre, y sabed que nuestra bodega está cargada hasta el pantoque de algo que podríamos cambiar en Lisboa por nuestra medicina. Negros recios recien capturados.
--¿Y por qué no lo haceis?
--Porque para controlar a los negros habríamos de poner pie al menos veinte hombres en una ciudad en la que a todos nos conocen y nos buscan. Pero pensad que algunos podrían serviros haciendo el servicio que gusteis; e incluso dos saben hablar vuestra lengua. Y estad al tanto de otro factor: Si no estais dispuestos al trueque, no tendremos más remedio que coger lo que necesitamos por las malas. Ya sabe vuestra mercer cómo es el escorbuto.

Edrik guardó silencio el tiempo que creyó necesario para pensar. No era tiempo de batirse con nabes grandes si no era necesario.
En el Rapsodia, Garius guardaba aun una gran reserva de vegetales desde que partieran de Trewnio. No había problema por eso. En cambio, el precio pagado era moneda de difícil manejo: Por una parte, los esclavos podían aprender la navegación, e incluso muchos llegaban a tener grandes cargos en las nabes. Dejaban de ser esclavos negros para convertirse en iguales entre la tripulación, consiguiendo así la mejor vida que en ese tiempo pudiera considerarse.
La ironía era que la vida a bordo de un barco como aquellos solía ser peor que el mismo calabozo. Mientras en el calabozo te daban de comer, y se dormía más o menos a salvo, en un sitio como aquel todo era realmente incierto, y las comodidades eran desconocidas. Por eso mismo había que cavilar sabiamente los esclavos a bordo.
Esa era la otra parte: más bocas que alimentar, menos espacio para malvivir.
El maestre acabó aceptando, si bien la cantidad de esclavos y especias se vio reducida con dureza. Más del doble de cada cosa hubieran dado y recibido los desconocidos, regalando a sus cinco hombres más fornidos a cambio de la fruta más mustia que Garius guardara. Después, cada cuál siguió su camino. O pareció seguirlo, pese a que el capitán McCork siguiera al acecho.
No fue hasta el dia siguiente, mientras Cabeza de Tiburón preparaba la subasta en la ciudad portuguesa, cuando a bordo del Rapsodia empezaron a dejarse ver los problemas.

4 Comments:

Blogger Amarth said...

JUJUJUJU tengo muy buenas ideas para esto desdoblamiento de la historia.

3:10 p. m.  
Blogger Bru Ponç said...

Yep. Dice Hiswelin que quiere escribir hoy cuando vuelva del conservatorio, así que no escribas Amarth.

Dejo aquí un vídeo que he encontrado de Lobo del Mar Carmesí xD:
http://www.minijuegos.com/juegos/jugar.php?id=1705

5:03 p. m.  
Blogger Amarth said...

Mañana domingo continuare!!!, no os ansieis

8:18 p. m.  
Blogger Bru Ponç said...

me estoy ansiando!!!!!!!!

6:08 p. m.  

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