martes, febrero 28, 2006

Capítulo 35 : La garla de la bruja

Cabeza de Tiburón agarró por el cuello a la bruja y la situó justo enfrente suyo. Regueira lo vio llegar, pero no tubo el tiempo de hacer nada cuando este le estampó el puño en la cara. No un puño imaginario, si no uno real que pese a hacer el mismo daño daba a la bruja una idea sobre lo qeu venía después.

De haber sido plasmada en un lienzo o en un tapiz, aquella escena hubiera sido censurada en cualquier cultura: Una anciana exausta y llena de barro, tendida en el suelo; y un hombre de vigote y perilla, vestido con pulcritud, sentado encima de ella como quien se sienta en un taburete. Tim, prevenido pese a todo, mantenía el filo de su sable en el pescuezo de la mujer y la mirada tranquila hacia el local donde Cuchillo estaría intentando perder todo el tiempo que pudiera.
Cualquier otra anciana con un hombre sentado en su estómago hubiera empezado a gemir, o intentar gemir. Regueira no lo hizo. Y no era por que el cuerpo de ella fuese diferente al del resto de mujeres, o eso creía el capitán. Solo con esfuerzo consiguió girar una cabeza y ver a Neria desde el suelo.
--¿No se lo vas a decir, muchacha?
--¿El qué? --Contestó Neria.
--Ya sabes, lo de vuestro barco. En esta posición yo no puedo hablar mucho.
La joven se volvió con cara comprensiva y nerviosa hacia Tim, y le contó lo que Cuchillo y ella acababan de oir sobre la situación del Rapsodia. Cuando acabó, el capitán asintió gravemente.
--¿Te comunicaste con el Governador? --Preguntó a la vieja.
--Tal vez. --El capitán busco una piedra con la mirada, y cuando encontró la que quería dijo a neria que se la diera. Cuando la tubo en la mano, sacó una navaja y la abrió. --¿Qué vas a hacer?
--Voy a cambiarte un ojo por esta piedra.
La bruja rió por un momento, y al poco quedo en silencio otra vez. Resultaba curioso que la bruja se hubiera dejado atrapar tan fácilmente, pero el capitán no se amilanó por ese hecho. Tampoco por que tal vez la mujer fuera inmune al dolor, o por que algunos de sus hombres podrían estar observando, con ordenes de no actuar. Tal como sucedió unos años antes con su hermano, la bruja podía fingirse presa cuando era el predador.
--No.
--¿No, qué?
--No hablé con el governador. ¿Cómo hubiera podido hacerlo?
--Dímelo tú, esposa de Satanás.
--No fue él quien me dijo que rondabas cerca, si no alguien de mi propia casa. Y no es difícil imaginar que barco y capitán no se alejan nunca el uno del otro. Cuando me informaron de que cinco barcos de Golden habían sido vistos desde la costa, todo me empezó a cuadrar.
--Mientes. --Espetó Tim.
--Tal vez. Y no me amenaces de con eso de quitarme los ojos.
--No te he amenacé, te dije lo que iba a hacer.
--Pregúntame ya lo que quieres saber, creo que me estoy empezando a cagar. --Rió la bruja, y con la risa soltó un pedo.
--¿Qué representa el medalón?
--El amor que aun sientes por tu hermano muerto.
--¿Que representa para ti?
La bruja permaneció un momento seria, sin encontrar las palabras. Al cabo respondió:
--Representa mi salvación.
--¿Gozarás de mayores privilegios en el cielo o en el infierno por recuperarlo?
Tampoco esta vez contestó de inmediato la bruja. Al principio incluso pareció compadecerse de la ignorancia del capitán, pero de nuevo encontró las palabras, y contestó comprensivamente:
--En cierta forma, aunque no en el cielo ni en el infierno. El medallón está ligado a otro sitio...
--Sí, ya imagino qué sitio: el Mar Carmesí.
--Así es.
--¿Así que es una especie de galón? Nunca lo hubiese podido imaginar. El medallón es el símbolo de algún título de noble del Mar Carmesí.
--Igual que un anillo real acredita a un varón, duque, o conde, aquel medallón perteneció a un poderoso nearca, tal como son denominados los grandes capitanes en esas aguas. Yo misma vi caer al dueño, y acabé haciendome con él en mi juventud. Aunque parece que desde hace unos años el medallón aun está buscando un amo digno, ¿verdad? A estas horas ese trozo de metal estará sembrando las más oscuras ambiciones en el juego de los nearcas.

Se hizo un silencio en aquel momento. Un silencio peor que el ruido de la alerta, como la tensión previa a un disparo de cañón. Se oía la respiración de la bruja. Se olía miedo en aquél instante. Mierda. El capitán dejó de jugar con la piedra entre sus dedos, como llevaba haciendo. Lo peor de todo era que torturar aquella mujer no tenía ningún sentido, ni siquiera se sentiría mejor. Ni siquiera estaba seguro del porqué la odiaba tanto.
Visto desde otro ángulo, era eso lo que necesitaba: razones para odiarla.
--Tú has estado en ese lugar. --La bruja asintió, esperando la pregunta. --¿Cómo lo encontraste?
--¿Que cómo lo encontré? Vaya, jovencito, eso tiene gracia. Yo nunca encontré el Mar Carmesí.
Sin ningún aviso previo a lo que Tim le pareció una perdida de tiempo, el capitán acercó el filo al ojo derecho de la bruja, y pinchó. La bruja sin embargo no moderó su discurso, mientras seguía hablando. --Yo nací en el Mar Carmesí.
--Dime cómo puedo ir yo.
Realmente era doloroso que aquella monstruosidad que era Regueira no pareciese sentir dolor. Cabeza de Tiburón pellizco el parpado, y conmenzó a clavar el filo entre la globo ocular y la carne.
--A veces deseo volver, jovencito. A veces... --La bruja empezaba a ausentarse mientras hablaba.-- mis viejas carnes desean retornar a esas aguas y esas costas...
--¡Dime ya cómo he de volver yo!
--...Y volver a ver a aquél hombre. Por eso te dije que el medallón era mi salvación.
--Tus hombres no van a poder hacer nada por ti cuando te haya matado.
--No entiendes nada, jovencito.
Entonces Tim entendió, mientras destrozaba el ojo derecho con la navaja. Neria lo hizo incluso antes, adivinando lo que iba a suceder, pero no hubiera servido de nada avisarle. Durante el combate mental, las dos brujas usaron ese tipo de magia sencilla, en el que se pueden tranmitir sentimientos e ideas, solo con el contacto ambas. La quimera mental era tan real que Regueira había sido realmente golpeada dos veces por el capitán, y ahora apenas podía moverse. Pero la anciana sabía algo más. Había aprendido lo que no se debía aprender y mucho más.
La bruja no había gritado por que no sentía dolor, pero ese dolor era una poderosa mercancía. Regueira la había estado acumulando y cuando creyó oportuno, dejó que fluyera hacia el capitán, que tampoco chilló. Imaginar cosas y transmitrilas era una cosa. Guardar dolor y transmitirlo era otra. Era así que la bruja no dejó brotar el dolor en forma de chillido en el cuerpo del capitán.
Era así que la bruja podía causarle el trauma suficiente como para que el capitán siguiese implantando la piedra en la cuenca y sentir él mismo el dolor. Y no poder gemir con toda el alma.

--Tim Cabeza de Tiburón... hace tiempo que andaba buscando a alguien a quien contar mi historia. Y tú querías escucharla. No decepciones a esta vieja moribunda y escucha con toda el alma, porque solo así entenderás bien lo que aun he de contarte.

Capítulo 33: Atrapar lo invisible

La magía es el reflejo del alma de una bruja, junto con su poder, lleva su voluntad y por supuesto parte de la esencia misma de la bruja. Pese a que jamás creo que seas capaz de manejar sortilegio alguno mi aprendiz, puedo informate e instruirte para ser una experta en el tema. Cuando una bruja realiza un encantamiento usando magia no pasa nada en especial in vistoso, no veras grandes llamaradas o el plomo volverse oro, sino que se pondrán en marcha sutiles cambios para grandes transiciones, como el agua que poco a poco acaba con el dique que la contiene. Así pues es muy dificil detectar estos sutiles cambios, no obstante como te he dicho al principio cuando alguien usa la magia desprende algo de esencia, y esto es algo que si puedes llegar a sentir.
Las palabras de su maestra resonaban en la mente de Neria, quien se preguntaba como sería la esencia de la hermana de su instructora. No la conocía personalmente, y pocas eran las veces que su maestra había siquiera nombrado algun detalle, iba a ser dificil conseguir descubrirla. Comenzo a concentrarse, a sentir todo lo que la rodeaba, "no te ates, si te concentras en una hoja no podrá ver el bosque" le había dicho su tutora(en el original y debido a un alto dominio del castellano el autor escribió "meretriz" disculpas), poco a poco e intentando que no se notara en su semblante comenzo a sentir el aura de los residentes, curiosidad, deseo y avaricia eran los sentimientos más palpables ese momento en la atmosfera. La sorprendierón dos sentimientos que desentonaban con el ambiente, el primero era adoración, una profunda devoción que llegaba el nivel de lo que algunos llamaban santos, Neria poso sus ojos sobre los del joven totalmente cubierto con una capa negra, pero este no tenía ojos para otra cosa que no fuera la lanza, pero no era aquel al que buscaban, el otro sentimiento que la extraño fue añoranza.

Ahora que la había visto se preguntaba, como era posible que alguien apoyado e n una pared y cubierto por una capa y capucha verde esmeralda le hubiera pasado desapercibido hasta ese momento, solo unos carnosos labios pintados del mismo color que sus ropas mostraban algo de su rostro, la bruja Regueira sonreía hacia Neria al instante que aplaudia en silencio el logro de esta última, despues se giró hacia la puerta y la invito a salir del local. Neria se giró hacia Cuchillo y le cuchicheo al oido que tenia que ir al corral a hacer sus necesidades, este pareció dudar un momento y despues comenzó a reir al tiempo que la despedía. La joven salió al corral para luego saltar la tapia y dar al callejón donde le esperaba una sombra.

-- Bueno señores sigamos con esta sorprendente venta,-- dijo Cuchillo, recuperando el tono teatral, el plan debía seguir al menos por el momento.-- alguien había ofrecidó 50.000 maravedíes, pero amigos que es eso si pensamos que esta lanza es prueba más que suficiente para conseguir la recompensa por "cabeza de tiburón" un buen puñado de oro y el titulo de caballero, aunque yo bien prefiero el dinero en mano y la gloría de haber acabado con tal odiado villano.
El capitán Tim rió para sus adentras, pues sabía que las palabras del pirata destilaban veracidad y su hombre estaba disfrutando. Tim sabía que no era amado pero le compesaba ser odiado. Pese a la perpicacía de Cuchillo parecía que este no se había dado cuenta de los movimientos de Neria, pero Tim era "tiburon" viejo y estas jugadas no se le escapaban, cuando todo el mundo estaba centrado en la subasta se dirigio sigilosamente a la salida, el cebo estaba hechado el pez no tardaría en morder el anzuelo y cuando lo hiciera el estaría allí para saborear su sangre y disfrutar de su caza.

domingo, febrero 26, 2006

Capítulo 32 : La subasta

La sala era en aquel momento una especie de vórtice en el que se concentraban distintos tipos de pólvoras, aunque sin duda la de mayor explosión era la que procedia del hombre llamado Francisco de Gómez de Sandoval y Rojas. Aquél que pasó a la historia con el título de duque de Lerma, valido de Felipe III.
Era imposible saber si él mismo se encontraba en persona, pero su influencia se hacía presente en cinco de sus hombres, que lucían orgullosos el escudo real. Y auque en este ambiente no se respetaran protocolos de realeza --acudir a este acto ya era en sí mismo pecado mortal de apología a la brujería-- tocar a estos hombres haría caer una tormenta terrible.
Se encontraban así mismo dos adinerados capitanes, con una corte de tres o cuatro matones cada uno, y un joven embozado hasta los ojos que para incredulidad de Cuchillo portaba oculto el blasón de los Aviz, la dinastía que con la muerte del cardenal Enrique quedaría extinta teóricamente en 1580. El joven quedaba al amparo de un soldado personal vestido de armadura, una como las que usaban los conquistadores en las indias. En la noche de 1607, el reconocimiento de aquél hombre podría suponer un nuevo y poderoso quebradero de cabeza para la corte de Felipe III, de los Austrias. Por útimo, cuatro o cinco burgueses indiferenciados se sentaban en un lado de la sala, e intentarían hacerse con la lanza de Alwulgis; si bien uno de ellos solo interpretaría ese papel. Era el capitán Tim Cabeza de Tiburón.
Jieggel, Jordi, Akil y cuatro o cinco hombres más se situaban a la vista de todos, intentando parecer la punta visible de una guardia que dominara la situación.

En aquel momento aparecieron Cuchillo y Neria, caminando por la tarima del local. Cuando llegaron a la mesa puesta a tal efecto, destaparon el objeto y se sentaron. Aprovecharon la sorpresa del momento para escudriñar con la mirada aquella masa indiferenciada de poderes: No había rastro aun de Regueira.
--Hombres que quedais aquí reunidos, no olvidareis esta noche. Cuando muchos la creían perdida, y solo unos pocos la creían en manos del odioso capitán Tim, yo os la traigo. La primera cifra ya se me a presentado en cinco mil maravedís españoles, por el hombre del fondo de la sala. Pero no dudo que muchos estareis dispuestos algo más. ¿Verdad?
--Cincuenta mil maravedís --Sonó de la voz de uno de los capitanes de mar. Hasta el agente del duque de Lerma quedo asombrado por un momento, y se dispuso a responder con más dinero. Sin embargo, en aquel momento sonó la puerta de la sala, y un hombre menguado de rasgos judíos entró por ella.
--¡Detengan el acto unos segundos al menos! Tengo noticias para los señores Tomás Rodrigo y Neria, ofrecentes de La Lanza.-- Cuando el hombre se acercó lo suficiente como para uqe solo ellos pudieran oirlo, el hombre continuó. --La anciana mujer R a la que buscais me manda deciros que está entre nosotros ahora. Ha acabado cayendo como deseabais y si cancelais esta estúpida subasta, se presentara a vosotros.
--Hay aquí más hombres que temen por su poder ser descubiertos. Espero que no sea la bruja tan cobarde como para dejarse intimidar por ellos. Si quiere la lanza, que puje ella misma.
--No me queda más remedio que informarle de otra cosa, mi querido Cuchillo. La mujer R me manda deciros que anoche fueron vistos desde el castillo de San Jorge un galeón escoltado por cuatro goletas de bandera pirata. Andaban buscando a otra nabe y a estas horas tal vez la hayan encontrado. ¿sabéis?
--No os entiendo --Contestó Cuchillo, que por desgracia comenzaba a entender.
--Bueno, no es necesario que entendais nada. Solo quería que supieseis que una goleta de dos mástiles y medio se ha topado con algo más que pobres pescadores a los que saquear. Por si no lo sabes, R estableció hace tiempo alguna relación con el governador de Golden Sunrise... ¿Veis ahora quién está en una trampa?

Diciendo esto, el hombre dio media vuelta y se sentó junto con el resto de pujantes.
A Cuchillo se le vino el mundo encima. ¿Cómo era posible que sus enemigos se confabulasen tan rápido? Quizás aquello era mentira, pero el hecho de que Regueira supiera que eran perseguidos por el Governador ya era aterrador. Cuchillo --Tim, en realidad-- tenía la lanza, pero el Governador y la Bruja andaban tras el Rapsodia, o quizás ya lo tubieran. Solo Neria sonrió un poco, porque sus cartas estaban apunto de ser jugadas.

jueves, febrero 23, 2006

Capítulo 31: La avaricia es el cebo

Ya seguros en casa de un viejo amigo del capitán, zapatero de profesión y Miguel Pinedo de nombre, el grupo de Tim se asentó en una habitación a planear sus próximos movimientos.
-- Será mucho más facil hacer que nos encuentre la bruja que buscarlas nosotros mismos.-- afirmo el capitán. -- Tenemos algo que la interesa sobremanera y lo usaremos de cebo.
Se giro hacía donde estaba Jieggel y este deposito en sus manos el largo y oculto objeto, tras un momento de forcejeo con los nudos, el capitán mostró a todos la lanza de "Alwulgis" que brillaba hipnoticamente a la luz de los candiles. Solo Nería pareció mostrar algo más que sorpresa mordiendose el labio inferior en un signo de rabia, cosa que pareció divertir al capitán.
-- La lanza "bendita" codiciada por muchos, deseada por más pero lamentablemente solo poseida por unos sucios piratas.-- comentario que provoco carcajadas en Jordi y Akil, debido tal vez a que se habían calentado previamente con algo de ron. -- Sera nuestro cebo, ahora bien debemos jugar bien con el, dejadme que os comente lo que he planeado...

Cuchillo y Neria paseaban tranquilamente por las calles de Lisboa alumbrados por cálido sol matutino, y a mucho pesar del pirata no se habían dirigido apenas un par de palabras. "Si trabajar con esta mujer, significa no garlar en todo el dia, que me aspen si no me prefiero tullido y leproso" penso Cuchillo. Al fin llegarón de nuevo a casa de la bruja y llamarón a la puerta.
-- ¿ Quien vá ? -- pregunto una voz, distinta a la anterior al otro lado de la puerta.
-- Nos gustaría hablar con el señor o "señora" de la casa tenemos bellos artículos, que seguramente deseara para su uso personal. -- dijo Cuchillo con un tono jovial y desenfadado.
-- Aqui no queremos ningun tipo de baratijas, marchese.-- contestó la voz.
-- Oh no diga eso gentil señor, tal vez no le interese a su "señora" algun collar de perlas, pendientes de oro de las indias o incluso una lanza bendita.

En menos tiempo del esperado Cuchillo y Neria se encontraban dentro de casa de la bruja en una especie de estudio lleno de papeles, donde se sentaba un hombre menudo con unas pobladas cejas y mostacho, a su lado se encontraban dos enormes hombres que por costumbre adquirida con la practica apuntaban en todo momento a los invitados con una par de pistolones, sin apenas pestañear del esfuerzo.
-- Cuentamelo una vez más chico. -- dijo el hombre del mostacho.
-- Venga por dios, no creo que sea tan facil de enteder. -- dijo divertido Cuchillo.-- es muy facil, alguien avaricioso como yo un sucio pirata, no podía dejar que se le escapase tan util oportunidad, así que decidi cortar el cuello a mi capitán cuando dormía y me apodere de sus más preciados tesoros, ¿verdad que si tesoro?.
Neria reacciono muy naturalmente y aproximando su cabeza lentamente a la de Cuchillo al tiempo que le mordisqueaba la oreja suavemente, cosa que provoco en el pirata un súbito escalofrio, no sabiendo si era debido a la excitación o a lo que esa mujer podía llegar a fingir y hacer sentir.
-- Y es de sabiendas que su jefa quiere la lanza que tengo en mi poder, y tambien como no que yo prefiero un buen monton de oro antes que esa pesada baratija. -- continuo Cuchillo cuando se recupero de los encantos de su "amiga" -- así que estoy dispuesto a vendersela, o mejor dicho a invitarla a su venta.
-- ¿Invitarla dice usted?. -- pregunto el menudo y por la curvatura de sus bigotes se notaba que no podía contener un sonrisa.
-- Como ya sabra esa baratija es un objeto muy preciado en ciertos circulos, así que he decidido invitar a todos sus interesados y realizar una subasta.
Parecio que un rayo acabara de atravesar a aquel secretario, pues por el rato que tardo en reaccionar y el blanco de sus ojos Cuchillo creyo que se había quedado paralizado, despues reacciono como recuperandose de un mal sueño.
-- ¿Como se que lo que dices es verdad ?
Neria se levantó y lanzó sobre la mesa algo que resono en el silencio de la habitación, cuando el resto de la sala se fijói en el objeto no pudierón remediar el asco de comtemplar una mano immaculadamente cortada, donde brillaba el anillo del capitán Tim.
-- Mañana a la noche tendra lugar la subasta, les haremos llegar un mensajero con un par de horas de antelación, no queremos que "preparen" el lugar, y acuerdense de llevar el anillo o no podrán pasar. -- dijo Neria sonriendo mientras acariciaba el cuello de Cuchillo, para el que aquella farsa estaba costando mucho de sobrellevar.

Capítulo 30 : La morada de Regueira

El lugar hacia el que iban no se alejaba demasiado de la brisa marina. Desde las cercanías de la Plaza do Comercia y la Casa Dos Bicos, donde amarraron, no tardarían en internarse por la Rua Augusta, hasta llegar a la Plaza Figueira. Y para su intranquilidad, todo este camino parecía trascurrir peligrosamente a la vista del Castillo de San Jorge, que parecía vigilar sus pasos desde lo lato de la loma. Podían imaginar, desde la plaza Figueira, como algunos cargos de la guarida del castillo comenzaban a dar órdenes; los piratas, por su parte, ya estaban al norte de la loma, mientras que ellos mirarían hacia la costa, hacia el sur.
Tim paró en seco al llegar a la plaza. El antro de Regueira no quedaba muy lejos, y la mirada escudriñadora del capitán se esforzaba por sacar a flote los recuerdos y compararlos en aquella penumbra. Tras un breve deambular --un sospechoso deambular de una cuadrilla que no podía ser más variopinta-- el capitán acabó reconociendola; no era a primera vista una casa diferente a las de aquella opulenta zona de paseo. Las amplias puertas de gruesas tablas tenían un llamador de martillo que el capitán no tardó en levantar. Antes de eso sin embargo, tubo la precaución de dar algunos de sus fardos a Jieggel, principalmente uno alargado y enfundado que yo ya había visto detrás de la su silla de mando en el Putafosca.
--¿Quién vive? --Preguntó una voz autoritaria al otro lado.
--Tu verdugo si no me abres. Traigo noticias para Regueira.
--Regueira ya no habita aquí.
Tim Cabeza de Tiburón se alejó un poco de los portones y calculó sus posibilidades de saltar a la otra parte de la casa. Tal empresa no era difícil, pudiendo salir airosos incluso de una guardia de cuatro o cinco hombres. Pero evitar que el ruido diera aviso a corchetes que ya los buscaban hacía peliaguda la situación.
--¿Y dónde anda ahora esa zorra?
--Ni a vuestra merced ni a mí, y si conocerle se lo adelanto, le incumbe esa cuestión.
Tim se quedó mirando hacia el lugar donde provenía la voz, por una fina reja de hierro donde el guardia debía estar vigilándole. Apenas vislumbró dos ojillos bajo espesas cejas negras, pero entonces la mirada de apartó temblorosa. Tal vez ya conocían al capitán, y no quería ser reconocidas. El capitán suspiró y miró hacia sus matones.
Con un gesto, indicó que no había nada que hacer por esta noche. Dio media vuelta y comenzó a alejarse. Antes de perderse de vista, sin embargo, lanzó su hacia los portones un peculiar adios:
--El que niega la entrada de Dios en su casa, es un pecador. El que niega la entrada del diablo, es un santo. Pero si el diablo en persona es el que llama, puede acabar quemado igual en el infierno.


Por el camino, Cuchillo preguntó que iban a hacer ahora.
--Aquel guardián no sabía dónde estaba su señora.--contestó con voz abstraida el capitán.
En realidad tenía ya planes de caza para el dia siguiente, atrapar a la bruja con un cebo singular; pero el alma de Tim trataba sin embargo de no caer por el barranco del desamparo, en una cuestión de la que Cuchillo ignoraba la gravedad: Al terrible Tim le disgustaba la tierra firme. No conseguiría dormir aquella noche.

martes, febrero 21, 2006

Entremés 3: Entrevista a los personajes

ENTREVISTADOR: Bueno hablenos un poco sobre usted algo que pudiera interesar a los imbeciles que lean esta historía.
CUCHILLO : Me llamo Tomas y soy pirata a bordo de la Rapsodia, de momento no tengo ningun cargo exacto en dicho barco (debido al desconocimiento de estos por parte de los autores) pero le doy un poco de acción a la historia.
E : ¿No le da verguenza a un guerrero como usted declarar su tecnica solo con el nombre?
CUCHILLO : Jaja pues ahora que lo dices..., no mire, mi tecnica se basa en la cantidad de cuchillos que llevo encima, alrededor de unos 30 kilos de ellos, aproximadamente 253. Conforme avanza la pelea voy deshaciendome de ellos y con ello voy perdiendo parte del peso que transporto, con lo cual me muevo más rapido y soy capaz de acabar con mis enemigos en un suspiro.
E : Me deja sin palabras..., ¿podría contarnos algo sobre la mujer sin nombre?, dicen que tuvieron un encuentro especial...
CUCHILLO : ¿Sobre vete_a_saber_como_se_llama ?, bueno la verdad es que me excedi un poco forzandola...
E : Segun tengo entendido eso fue más bien al reves...
CUCHILLO : No vera puedo explicarlo, en realidad resulta que cuando me sobrevino con esa rapidez se me clavo una de mi dagas italianas en el sobaco impidiendome gran parte de mi movilidad, y claro a vistas de un observador poco habituado a ese tipo de encuentros, pensaría que era ella la que me manejaba...
E : ¿Alguna declaración para terminar?
CUCHILLO : Sabed que la entrepierna no es buen sitio para esconder ningun tipo de arma amigos lectores.
E : Espero que se lo imaginaran antes de esto...

E : Con que usted es el capitan de la Rapsodia más conocido como Tim "Cabeza de tiburón", ¿por qué ese mote?.
TIM: me alegra que me haga esa pregunta salmon de agua relajada, resulta que yo antes era un famoso personaje de alto standing, dedicandome al anuncio de productos navideños entre ellos un turron que llevaba mi nombre y claro el eslogan era "El de TIM que buen turron, el TIM-TURRÓN", por supuesto la cosa no tardo en desfasar.
E : A veces es mejor no saber el origen de ciertas cosas. Vayamos a otro punto y que me dice de esa extraña caja que solo sacan en tormenta, nos puede adelantar algo sore el contenido.
TIM : Faltaría más aunque no sabía que algo tan obvio fuera de desconocimiento general. Vamos a ver, ¿qué se saca fuera en los dias de tormenta?, pues que va a ser mis zapatos, su olor es tan fuerte que los dias de tormenta aprovechamos para airearlos.
E : De verdad esta quedando su reputación por los suelos..., ¿algo que añadir al final de la entrevista?.
TIM : GOMA GOMA de PISTOLA!!!!!!!, digo ARR rumbo al mar carmesí!!!!

E : la desesperación de encontrar algun personaje serio para poder llenar nuestra edición de corazon de pirata, me lleva a preguntarle a usted, como consigue ese efecto para que sus ojos parezcan llameantes.
MUJER_DE_OJOS_LLAMEANTES : ...
E : tan habladora como siempre, ¿que me dice de las translaciones instantaneas?
OJO_DE_RUBI : ...
E : y de su apasionado amor?
CRISTAL_ROJO_VIDENTE : ...
E : y sobre su nuevo broche de craneo?
SU_PUBLICIDAD_AQUI : ...
E : algunas palabras más?
SIN_NOMBRE : es muy triste no tener nombre sabes...

E: hasta aqui la entrevista de hoy, esperemos no tener que hacer esto más y poder seguir con la historia. ya que esto no hay tenido gracia ninguna....


Entremés 2 : Cosas del directo

Capítulo 22 (toma falsa) La bruja de Trewnio
"La silueta de la bruja se entreveía a tarvés del velo..."
TIM: Quisiera saber qué es ese medallón que tu hermana regaló a mi hermano.
BRUJA: ¿El medallón? El medallón, ¿eh?... Sí, lo sé muy bien. Hecho por elfos, ¿sabes? El medallón brilla cuando hay orcos cerca...
DIRECTOR: ¡Corten!
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Capítulo 25 (en directo) La solución pirata
"Tim comenzó a caminar altivo hacia Neria, como el aristócrata que era..."
DIRECTOR: ¡Dale, Tim! Que para algo se te paga. Dale a Neria lo que se merece.
ASISTENTE DEL DIRECTOR: Señor director, creo que hay un problema. Parece que el capitán no tiene muy buena cara.
DIRECTOR: ¡No interrumpa!
"Tim alzó la espada, la capa al viento..."
ASISTENTE DEL DIRECTOR: Pero director, ya nos avisaron que Tim se mareaba si pasaba mucho tiempo en tierra!
"Dio media vuelta, y clavó aquel filo en el corazon de la hermana de la hermana de Regueira..."
DIRECTOR: ¡Oh! mierda.
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Capítulo 17 (En directo) Robar al ladrón
"Al salir a cubierta, y tras enfrentarse a aquél mastodonte, Cuchillo bucó con la mirada a la muchacha, con quien por fin debería enfrentarse por fin..."
DIRECTOR: ¡El combate más esperado! Tenemos la audiencia a tope.
"La muchacha estaba en la barandilla de popa, dispuesta a saltar..."
DIRECTOR: ¡Nooo! ¡Insensata, ahora tienes que luchar contra Cuchillo!
MUCHACHA (entre dientes): ¡Ah! ¿Ya?
DIRECTOR: Da igual, todo sea por la audiencia. Hamurabi, ¿sigues ahi? ¡Enfrentate tú a Cuchillo!
(En ediciones posteriores, para que las masas tubieran a su estrella en escena, se tubo que cortar y pegar la escena, de manera que la actriz apareciera desde detrás de Hamurabi)
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Capítulo 22 (toma falsa) La bruja de Trewnio
"La silueta de la bruja se entreveía a través del velo..."
TIM: Quisiera saber qué es ese medallón que tu hermana regaló a mi hermano
BRUJA: Claro hijo, todo el mundo tiene sus amuletos y estás preocupado por el futuro, ¿Verdad? La consulta costará unos 22 doblones por minuto, pero tendrás que ser mayor de edad...
DIRECTOR: ¡Corteeeen! ¡Que alguien mate a esta anciana!
BRUJA: ¡¡¡Dos velas negras...!!!
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Capítulo 6 (En directo) La cosa
"Pero tras la pelea con Jieggel, alguién más tenía planes para aquella noche de tormenta..."
GREGOR: ¡Hey man, no ha sido un bad fight, ¿Eh? traer a Bruce Lee ha estado very right.
EDRIK: Bueno... por cierto, ¿diste de cuidar a los gusanos de seda de Tim?, ya están tejiendo el capullo.
GREGOR: Ni si quiera le hice agujeros ¡Oh my god!.
EDRIK: ¿Qué? ¡Entonces esa cosa puede desacerse, y entonces conoceremos el infierno!. Deja que le de al menos el aire de tormenta!
DIRECTOR (susurrando): Ey chavales, estamos rodando, pero creo que no se ha oido toda la conversación. Improvisad.
EDRIK: ...Ejem... Se rumorea que el capitán planea volver al Mar Carmesí...
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Capítulo 22 (toma falsa) La bruja de Trewnio
"La silueta de la bruja se entreveía a través del velo..."
TIM: Quisiera saber qué es ese medallón que tu hermana regaló a mi hermano
BRUJA: La sabiduría tú deseas, maestro Jedi, pero el poder no posees. Ese medallón está desequilibrando la fuerza...
DIRECTOR: ¡Corten!

Capítulo 22 (toma falsa) La bruja de Trewnio
"La silueta de la bruja se entreveía a través del velo..."
TIM: ¿Qué es ese medallón...?
BRUJA: ¿Medallón? No tengo ni idea, pero oye mocito, ¿no te interesaría pegar una vuelta con mi nieta? Acaba de aprender la danza del vientre...
DIRECTOR: ¡Corten!
"Desoyendo voces, una hermosa adolescente vestida apenas con unos arapos entró en el lugar, moviendo las caderas sensualmente."
DIRECTOR: ¡No! Que se quede, que se quede.

lunes, febrero 20, 2006

Capítulo 28 : La sospecha

El Rapsodia escondía, al menos, dos secretos bajo llave. Cuchillo no podía dejar de pensar en ello, mientras realizaba las tareas diarias del barco y vigilaba de forma sutil a Arrigo Murillo. El barco, que ahora se mecía por olas calmas y brisa de levante, era un rompecabezas que cada vez parecía tener más piezas, pero Cuchillo no paraba de observar entender. Y para el poco tiempo que estaba bajo las ordenes de Tim, no lo hacía nada mal.
De los dos secretos, el primero se hallaba en la baja bodega, solo accesible desde el puente de mando. Había visto la puerta, y podía imaginar que detrás habría unas escaleras de madera que conducieran a la una mujer encadenada. Era así, que ni la mujer rescatada del Doncella Alada, ni la que ahora había subido en Trewnio eran las primeras en maldecir la goleta. Si Akil no había dicho mal, la hija del governador de Golden llevaba unos dos años vistiendo las cadenas que la ligaban.
El segundo elemento permanecía, sin embargo, aun mas oculto en las sombras, tanto que últimamente había empezado a pensar que era fruto de su imaginación. Pero no lo era. La caja que había visto portar a Edrik, Gregor y el otro forzudo la noche en que Jieggel había intentado matarlo. ¿A cuántas cosas les puede ir bien al tormenta? Tal vez el oído le había jugado una mala pasada.

El día que dejaron el puerto de Trewnio, Arrigo aprovechó su fingida embriaguez para dejarse caer en el camastro y dormir. Tomás Cuchillo lo vigiló el tiempo que creyó necesario, y al cabo dio media vuelta y se puso a trabajr en algo de más utilidad. Tal vez fuese aquél un grave error, por que cuando volvió a los camarotes Arrigo ya no yacía en el mismo lugar. Para bien o para mal, no fue hasta mas tarde cuando lo volvió a ver en las alturas del velamen, trabajando con la agilidad de siempre.
--¿Cómo va Arrigo? No parecías estar muy bien cuando subiste.
--Algún día moriré en batalla, por los vicios no te preocupes. ¿No oíste el refrán? El vino aprieta, pero no ahoga.
--¡Eso dicen!-- Contestó a voces Cuchillo, en su ignorancia.-- Eso dicen.
Cuchillo observó tambien al resto de los gitanos. Ahora eran cuatro, dado que Lefo había caído al mar cuando guerrearon contra el Coloso. Y cada uno había actuado de la forma que creyeron más correcta, llegando incluso a hacerse cicatrices de juramento, por el alma del hermano caído. Si cuando subieron a bordo por vez primera --Dios sabía cuándo-- se había plantado en ellos el mismo odio hacia el capitán que en Neria o en el mismo, Cuchillo podía imaginar hacía quien podrían proyectar la venganza del hermano. Un robo, un capitán muerto, y cuatro hermanos gitanos de oro de Lisboa. Todo era posible.
O quizá el capitán se equivocase. Había drogas peores que el vino o el ron, que tal vez no dilatasen la pupila ni se descubrieran con el aliento. Por lo que Tomás Cuchillo sabía, era posible incluso que los efectos de esa droga desapareciesen de golpe, dejando a uno listo para trabajar. Si existía era posible que Garius la conociese.

Alguien maldijo a grito pelado cerca del extremo de proa. Habían intentado forzar de nuevo a Neria, pero si los perros se daban a entender cuando estaban en celo, las perras como ella no dudaban en expresar --con mordiscos si hacía falta-- que de momento no era aquella la época adecuada. Los lamentos del bruto, que a poco había estado de perder algo más que el orgullo, daban a entender que en el Putafosca la mano derecha iba a seguir siendo la mejor compañera de amores.

Capítulo 27: Abandonada

-- Tienes muchas agallas para haber vuelto.
La mujer se encontraba en el suelo sangrando de una herida en la frente y se agarraba inconscientemente la barriga para soportar mejor el dolor, no obstante los golpes recibidos no habían apagado sus ojos. Ante ella se encontraba un hombre enorme con la cabeza rapada y un enorme bigote negro que acentuaba la rectitud de sus facciones, estaba cubierto por una enorme capa negra y solo destacaba el broche dorado con una gran cabeza de lobo, que daba la sensación de que iba abalanzarse a devorar a los que lo miraban en cualquier momento.
-- Recuerdo haberte visto caer al mar cuando te abandonamos.--dijo el hombre. -- Sin embargo has sobrevivido y te has atrevido a volver, a volver con los que deshonraste. Si no has muerto aun es porque el mar te ha decidido dar otra oportunidad y has respondido. Nos has traido el medallón.
El rapado alzó el medallón para poder observarlo mejor a la luz de las apagadas antorchas, sus finas filigranas de oro y el elaborado tallado hacían de este una obra maestra, pero su valor se extendía más alla.
-- Dime que esperas de nosotros a cambio de habernos devuelto el medallón.
-- Me gustaría volver a ser la furia de los lobos. -- la mujer hablo, y en su tono había una mezcla de autoridad y rabia.
-- Eso es imposible, como habras supuesto hemos ocupado tu puesto.-- respondió el hombre sin immutarse.-- De hecho los viejos han votado por volverte a ofrecer al mar, pero yo no voy a permitirlo, eres demasiado valiosa.
^^Te voy a encargar otro cometido, y si lo cumples puede que se vuelva a confiar en ti. Salta a la vista que te encuentras en el flujo donde flotan ahora los cambios y te sera más facil adaptarte a ellos y variarlos, con la perdida del medallón hemos despertado la ambición de mucha gente y el mundo se ha desequilibrado. Tu misión sera cazarlos a todos y que todo quede en un cuento, como los que siempre han hablado de nosotros y nuestro mundo.^^

-- Tal misión es mucho más de lo que esperaba y la aceptare de buen grado por mi futura posición.-- susurro la mujer arrodillandose ante el rapado.
-- Me alegran esas palabras, pero no podemos confiar en tí tan plenamente.-- dijo el hombre al tiempo que extraía una expecie de broche con puas que centelleo en la penumbra la extancia.
La mujer reconocio al instante el objeto y se levanto rapidamente, en su cara solo se reflejaba el miedo y sus ojos se habían apagado como si hubiera visto al mismo diablo. El gigante se le acerco levantando la mano para poder agarrarla, la mujer reacciono rapido y lanzo una patada contra el hombre, pero antes que esta pudiera llegar recibio un puñetazo en la cara que le hizo crujir los huesos de toda la cabeza y estrellarse contra el suelo. Apenas consciente de lo que pasaba la mujer sintió como le perforaban la cabeza y se le adhería el broche al craneo mientras el artefacto emitía un ligero zumbido, despues cayó inconsciente.
-- Se ahora nuestra centana para ver y sentir el mundo exterior, y recuerda esto ahora no tienes nada oculto para nosotros.

miércoles, febrero 15, 2006

Capítulo 25 : La solución pirata


De nuevo, la bruja y Cabeza de Tiburón se miraron a los ojos. Neria había perdido contra Tomás Cuchillo y lo prometido era deuda. Dos combates, solo una victoria. La cabeza de la hermana de Regueira no iba a tardar en rodar por el suelo, pero no era eso lo que reflejaban sus ojos. Ambos lo entendieron mientras se miraban, pero aun así la bruja lo dijo abiertamente:
--No tengas tanta prisa en darme muerte, capitán. "Si esa zorra tuya vence a solo dos de mis hombres seguire tu parte del juego, sino empezare contigo la venganza por la muerte de mi hermano". --Dijo la bruja imitando la voz del capitán-- Ese era y es el trato; pero no dijiste cuantos combates habrían de acontecer. Aunque Neria no ha vencido aun a dos de tus hombres, bien lo podría hacer aun.
--Bruja del diablo...
--¿Qué temes? Es solo una chiquilla, que como ves ya ha perdido una vez. Incluso tú podrías vencerla... ¿O olvidaste ya la esgrima? ¡Sí, eso es! Un capitán no necesita saber mover el acero, le basta con dar órdenes.
Tim parecía pensativo, torciendo el cuello a un lado y a otro. El trato había sido nítido en su momento, al menos para él, pero ahora el veneno de la lengua bífida de la bruja lo había emborronado. Y aun así, aquella anciana insistió un poco más:
--Nunca creí en el código pirata, pero tú no serás infiel a tú palabra. ¿Te tengo que llamar covarde? Covarde eres ¿Tendré que llamarte hijodalgo? --La mirada del capitán relampagueó en aquel momento, con unos ojos que sentenciaban la bruja si repetía aquella palabra -- Hijodalgo.

La capa negra y verde del capitán de la Rapsodia Putafosca ondulaba al viento mientras desenvainaba el sable, y se adelantaba hasta estar a menos de diez pies de Neria.
--Querida anciana, tienes toda la razón. Hace tiempo que no desenfundo como es mandado, creo que hoy acabaré con esa situación. Y espero que mis hombres, y hasta tu querida discípula, aprendan de esto.
Tim, se enderezó, plantó los pies en la postura de combate como un antiguo maestro le enseñó, y miró el sable. Ahora podían ver todos que Cabeza de Tiburón debía tener en sus venas algo de sangre de reyes, una aristocracia que no podía esconderse en sus pupilas. Neria también se preparó, y el capitán comenzó a caminar por su lado derecho, el izquierdo de la joven que tambien empezó a dar la vuelta.
Entonces, el capitán paró en seco e hizo algo que nadie esperaba: alzo el sable hacia ella, pero rotó sobre si mismo y la undió dos palmos sobre el corazón de la que tenía detrás. La bruja abrió los ojos como platos, sin acabar de comprender. Aun en aquella posición, el capitán forzó hacia abajo la espada clavada para rematarla. La anciana abrió la boca y después sonrió. Al final, cayó de rodillas y se desplomó.
Cuando Neria reaccionó, corrió como una posesa hacia la escena, y apunto estubo de ensartar al capitán, si no fuera por la rapidez de Jieggel que la hizo caer, desesperada como estaba en su carrera. En un abrir y cerrar de ojos, cinco de los hombres de Tim la habían inmovilizado.

--Nadie me llama Hijodalgo-- dijo el capitán. --En cuanto a tí... la bruja tenía razón en otra cosa. Me serás muy útil, y dejaré que subas libremente a mi barco. Dejadla chicos, esta mujer ya ha tenido suficiente. No le queda nada.
Dicho esto, la dejaron en el suelo y enseguida se pusieron a caminar hacia el barco, dejando a la chica atrás.
--No hay tiempo que perder. --Murmuró Tim, y entonces, para sorpresa de todos, Neria se levantó y comenzó a caminar hasta unirse a ellos.
Mientras subían al Rapsodia con el resto de la tripulación (algunos de los que habían pasado la noche en tierra lo hacían ebrios) Cuchillo no pudo evitar dar forma a un pensamiento cada vez mas sólido. La vida en el Rapsodia empezaba siempre así, con el odio hacia el capitán.

Capítulo 24: Duelo

Cuchillo había tomado buena nota de la pelea anterior, buscando huecos en la defensa de su ahora adversario y sabía que el capitán eligió primero a Edrik para que el siguiente contrincante tuviera alguna posibilidad, tal vez Jieggel hubiera sido una mejor elección ya que en su tecnica se respiraba algo de aquel letal baile. El pirata había oido decir a su maestro más de una vez, que había luchadore que decían que cuando se iniciaba una pelea y los contrincantes se miraban a los ojos, el resultado ya estaba decidido. Se adelanto al tiempo que extraía uno de más largos machetes que portaba y equipaba su siniestra con un par de daga perfectamente equilibradas y miro a los ojos de la mujer.

Cuando ambos contricantes se miraron, el tiempo pareció pararse, los piratas se quedaron mudos y blancos ante la tensión que crecía en el ambiente, solo el capitán parecía sonreir y la bruja entendía porque, puede que el joven pirata tuviera un oportunidad. Neria medía a su rival para sus adentros, no hubiera imaginado nunca que no pudiera soportar la mirada de un sucio corsario, además con aquellas armas perdía la ventaja sobre armas largas debido a que de nada le servía su corto alcance. Aquel combate se decidiría por poco.

Cuchillo y Neria se saludaron con una leve inclinación y acto seguido el pirata lanzo uno de sus dagas a la cara de la mujer tan rapidamente que algunos de los presentes no le vieron ni mover el brazo, la mujer no esperaba un ataque tan directo e esquivo gracilmente al tiempo que iniciaba uno de sus bailes. Lo que no esperaba ella era que cuando le había dado la espalda al pirata para completar una de sus vueltas apenas un instante, este hubiera aprovechado para lanzarle la segunda daga direcmente al lugar hacia donde ella se dirigía, mientras se abalanzaba hacia a ella como un suspiro. Neria paro la daga con uno de sus cuchillos sin poder evitar que este le fuera arrebatado de la mano, no habia esperado esa fuerza de una simple daga lanzada, se agachó, giró sobre si misma y saltó quedando totalmente en horizontal al tiempo que giraba en el aire sobre si misma, consiguiendo esquivar el tajo de Cuchillo por unos centimetros. Cuando la joven cayo de pie ambos contricantes quedaron de espaldas y sabían que el próximo sería el ultimo ataque fruto de la intuición y la suerte. La chica se giro desplazandose hacia su lado desarmado cubriendose con su única arma de un posible ataque, entonces se encontro con el pirata delante y solo tuvo que apoyar el arma en su cuello, había sido demasiado facil. No obstante cuando le miro a la cara lo vio sonreir y comprendió porque, su largo machete no estaba ya en la mano, se la había jugado y ella había caido en su trampa.

Cuando la danzarina pudo reaccionar el machete que Cuchillo había lanzado hacia arriba y ahora caía a toda velocidad y corto su frente superficialmente al retroceder rapidamente, pero tropezó con el pie del pirata cayendo al suelo y para cuando se recuperó este ya estaba encima de ella con otra de sus innumerables hojas apoyada en su cuello. Neria última sacerdotisa guerrera de la luna vencida por un sucio pirata, quitarse la vida no llegaba a saldar aquella humillación.
-- Podrías haber recibido el golpe en el hombro y habrías ganado. -- dijó Cuchillo a la mujer con una media sonrisa en su rostro.-- Pero no has sido capaz porque te da miedo morir.

-- He perdido...--susurro Neria al tiempo que unas lagrimas caian por su rostro.

martes, febrero 14, 2006

Capítulo 22: La bruja de Trewnio

La Rapsodia atraco en el muelle de Trewnio con tranquilidad, la ciudad se encontraba envuelta en niebla como de costumbre y alumbrada por unas altas farolas, que bien conferían a las calles un aire romántico y fantasmal. La ciudad estaba situada al pie de un extenso valle y esta atravesada por un apestoso rio que paradójicamente hacía que los cultivos de la isla crecieran de forma descomunal, haciendo de Trewnio un centro de reabastecimiento ideal. No obstante su arquitectura era lo más curioso, con una amalgama de todas la cultaras las casas se pegaban unas a otras y la sucesión de estilos era tan progresiva que costaba darse cuenta de que existía, "la ciudad mosaico" era su nombre en la multitud de poesías o cuentos que hablaban de ella.

Tim, Edrik, Cuchillo, Jieggel y un par de hombres más que Cuchillo no conocía (aun...), se dirigían hacia la casa de un viejo amigo del capitán, segun les había contado este, les daría valiosa información sobre sus próximos movimientos. Despues de una caminata de una hora (aquella ciudad parecía extenderse a cada paso) llegarón a la casa, una pintoresca choza de madera con un hermoso jardin rodeandola con diminutos arboles, nenufares e ingenios que se movian una y otra vez siguiendo una extraña lógica gracias a la fuerza del agua. La entrada a la estancia esta vigilida por un mujer vestido con unos hábitos que a Cuchillo le recordarón a Jieggel, sus rasgos indicaban que era hija de alguna unión entre europeos y orientales, con unos oscuros ojos como pozos y el cabello corto a la altura de las orejas.

-- El maestro le espera capitán.-- dijo la mujer al tiempo que hacía un reverencia con la cabeza.-- Pero sus hombres deberan esperar aquí.
Tim asintió y comento a sus hombres que no preocuparan no tardaría mucho en salir. El capitan penetro en la estancia y se sento con las piernas cruzadas en el suelo delante un velo por el cual asomaba se entreveía una silueta.
-- El hermano mayor se preocupa ahora del pequeño cuando es demasiado tarde. -- quejo una voz vieja y sueva al otro lado del velo. -- Refugiandote en el oceano y huyendo en tu barco al final la culpa te ha alcanzado, tu hora ha llegado y quieres saber si podras seguir adelante.
-- Basta de mecedades bruja, quiero saber que sabes de lo que tu hermana regaló a mi hermano.
-- De los negocios de mi hermana nada sé, no obstante eso también lo conoces tu. Has venido aqui porque necesitas mi ayuda y sabes que te la prestare.
-- ¿De que se trata?,-- dijo Tim desconcertado, ya que hablar con brujas era peligroso podían envelesarte con suaves ideas para dejarte caer al olvido con un simple guiño.
-- Me gustaría que acabaras con mi querida hermana, ha prestado servicio a los lobos demasiado tiempo y ello ha traido demasiado desequilibro, además ella te dara algunas de las respuestas que buscas, saldras ganando sin duda.
-- ¿Y como vas a pagar esa petición?-- inquirió divertido Tim.
-- Te llevaras a Neria mi aprendiz, ella es la única que puede subyugar a la bruja y sus habilidades te serán indispensables en el futuro.

Despues de una larga pausa en la que Tim medio las posibilidades y peligros que acaba de entrañar aquel encuentro al fin se pronunció.
-- No voy a llevar a ninguna mujer en mi barco y menos aprendiz de bruja.
La sombra rio maliciosamente.
-- Piratas siempre tan rudos y obstinados, mi aprendiz no es solo una bruja sino una guerrera capaz de vencer a todos esos hombrecitos que te has traido contigo, solo con su espada, nada de fuego y demás trampas de los tu calaña.
Tim enfurecido se dejo llevar por la rabia, nadie ponía en duda su hombría o su fuerza y por supuesto de ninguno de sus hombres de confianza.
-- Entonces hagamoslo a mi manera, si esa zorra tuya vence a solo dos de mis hombres seguire tu parte del juego, sino empezare contigo la venganza por la muerte de mi hermano.

-- Sea así.

Capítulo 21 : Calma

El cuerno de llamada sonó a la hora de siempre justo encima de la trampilla de la bodega, en medio de la cubierta del Rapsodia. Era así como Tim congregaba a toda la tripulación (solo uno de los gitanos solía quedarse en la gavia de la vela mayor, haciendo guardia) instándolos a que abandonaran los quehaceres para hablarles antes de la comida. Antaño habían usado una lujosa campana como la mayoría de los barcos, pero la acabaron vendiendo durante el frio invierno del 1602, hacía cinco años, cuando ni los pillajes normales ni los grandes abordajes conseguían traer nada al estómago. Entonces a algún bárbaro de a bordo se le ocurrió utilizar el cuerno, y no tardaron en acostumbrarse

Tomás cuchillo, que en ese momento estaba en el turno de pesca, se acercó a la masa de hombres que esperaban un discursos rápido. El discurso siempre daba paso a la comida del mediodía. Sin embargo Cuchillo ya sabía la mayor parte de lo que el capitán iba a decir.
--¡Palabras del capitáááááán! ¡Palabras del capitááááán! -- Voceaba el pregonero. Tim apareció enfundado en su gavardina de capa corta y uso diario, al modo de la aristocracia. A veces usaba sombrero pirata de ala larga, verde y negro como la capa, pero cuando hablaba con la tripulación lo hacía siempre destapado, luciendo el cabello largo y negro. Así de elegante, modesto y diplomático era Cabeza de Tiburón, en contraste con la ruindad de su vida. Se acercó a la barandilla de la terraza en el castillo de popa y miró a su tripulación hasta acallarla.

--¡Sucia y pestilente gente del Rapsodia! Todos habeis oido rumores sobre nuestra futura empresa. Algunos de los chismorreos que circulan son verdad y otros no. Ahora nos dirijimos a la isla de Trewnio, y cuando lleguemos podremos descansar un día entero. ¿Os extrañais de mi generosidad? Sí, aun nos queda fruta y verdura de Golden Sunrise y hemos arreglado casi todos los daños del Coloso. Incluso Jordi ha puesto a punto la Tercera Vela. No dudeis que si topamos con nave alguna, estaremos en condiciones de mandarla al fondo del océano. Y sin embargo, ved mi generosidad, iremos a Trewnio para que disfruteis de los placeres que vuestro oro os dé por un dia.
>Al dia siguiente partiremos hacia Lisboa, donde yo mismo y siete de mi confianza tendremos que hacer un sucio negocio. No durará mucho, espero, y en tanto quedareis al mando de Edrik para robar a los pequeños pesqueros portugueses. Lo que pase después no lo sé ni yo mismo. Tal vez, como rumoreais, volvamos al Mar Carmesí.
Eso era todo, y al finalizar anunció él mismo el menú del dia.
Tim había pensado mucho en anunciar la vuelta al Mar Carmesí, pensando en las deserciones que, pese a la pena de muerte, se podrían producir en el próximo puerto; pero tal como alguien dijo: "Se teme más el horror murmurado que el que se confirma con toda naturalidad".

Durante la comida, Cuchillo, Akil, Jieggel y Barbas se refugiaron del sol en la bodega.
--¿Dónde está Trewnio? --Preguntó Cuchillo.
Se hizo un silencio en el que nadie supo que decir, hasta que al cabo fue Barbas el que lo hizo.
--Arribaremos en un par de dias.
--¿Pero dónde...? --Volvió a preguntar poco convencido
--¡Dios lo sabe! y con eso nos basta.
--Tú eres ducho en la cartografía. Te he visto hacer mapas.
--Mi tierno Tomás Rodrigo, ¿Desconoces que vivimos tiempos extraños? La misma isla Media no debería estar donde está, o al menos no había allí nada en los primeros mapas.
--Eso es porque no había sido descubierta.
--¿Y entonces --argulló Barbas intentando hacerles reflexionar--, cómo te explicas que tenga una ciudad con siglo y medio de historia?
--Nosotros no sabemos de historia ni de geografía, respóndenos tú.
--La respuesta es que no hay que buscar una respuesta. Yo sé lo que sé porque sé leer, pero ya los libros antiguos quedaron en el polvo, y no sirven. Los místicos dicen que la vida misma es un engaño, y nos volvemos locos al nacer. Otros anuncian que las respuestas están en el Mar Carmesí, y la iglesia asegura que solo Jesucristo puede salvarnos. Desde luego yo ya no creo en nada. Si hemos de llegar Trewnio o Golden Sunrise, basta con adaptarse a los nuevos tiempos y olvidar todo lo demás. Solo así se encuentran y se hacen los mapas.
--¡Amén! --Se burló Akil.

jueves, febrero 09, 2006

Capítulo 19 : Garius, ron y amputaciones

Los dias que siguieron al abordaje del Coloso fueron dedicados rutinariamente a la reparación del cuerpo y del barco. Tambien a la reparación del alma de cada uno, que en algunos pocos casos había sido mutilada en mayor grado que el cuerpo, pero lo que ocupó las horas en los dias que estubieron viajando hacia Trewnio fueron mayoritariamente los remiendos de piel y músculo.
Aunque nadie había recibido el impacto directo de una bala de cañón --casi nunca sucedía tal cosa-- las moles que se estrellaron contra el casco habían hecho saltar grandes astillas que acababan incrustandose en la carne. En la mayoría de casos, una incrustación garnde y con desgarro hacía necesaria la amputación del miembro afectado; y Garius, el matasanos del barco, las apañaba como mejor podía, que no era poco.
Garius era como un artista capaz de hacer un boceto en la piel, cortarla con cuchillo, seccionar o arrancar los músculos, serrar huesos y tendones, atar venas, coser la piel, y arreglar el muñón para que no se infectara de inmediato, todo ello en menos de tres minutos. Al finalizar daba un poco de opio y ron al paciente. A veces se ahorraban el opio y el ron dando al enfermo un golpe en la cabeza cuando menos se lo esperaba, provocandole la inconsciencia; pero esa no era una práctica aconsejable.
Él mismo había tenido que cortarse la pierna izquierda tras recibir en esa parte un disparo de arcabuz que no tubo la precaución de curar a tiempo. En su lugar, una fusta poco estética hacía de punto de apoyo. Garius no contaba más de cuarenta años en su haber, ni más de veinte en su oficio, pero la repetición de las mismas prácticas --dibujar, cortar, serrar, anudar, coser-- le habían otorgado una velocidad muy util para operar. La mayor parte de las veces, ser rápido en la operación era la mejor garantía de ahorro de dolor.

En ese momento, la tercera siesta del mediodía desde la partida de la Isla Media, habiendo acabado ya las operaciones y revisiones de todos los que habían pedido cura, dormitaba en su nicho con el resto de la tripulación, pero un ruido sordo y un lamento, ambos provinentes del puente de mando, le hicieron perder el sueño. El capitán se había aislado allí con su botella de ron. Al girarse, el médico se percató de que algunos de los uqe le rodeaban solo fingian dormir, preocupados por el capitán. Toda la tripulación sabía que el capitán lloraba. Lloraba a su hermano, a veces sin lágrimas que fluyesen llevándose la pena, así era mantener la respetabilidad.
--¡Tan cerca estube! Oh... Tan cerca de aquel medallón que tubiste que quedarte. Sé que solo es importante porque fue tuyo, porque es lo que me queda de ti. Pero ellos lo tienen por otro motivo, ¿Verdad? ¡Hip! --El capitán hablaba con sus fantasmas de alcohol-- Arrrr... No es solo un cebo que, dios lo sabe, me acabara haciendo volver al Mar Carmesí donde moriré. Tú sabías algo mas sobre ese medallón. ¿Qué clase de magia...? Jodido Gorante, tú tambien lo decubriste ¡y Regueira, la bruja de Lisboa! se dejó hurtar para que consiguieras el medallón.
El capitán asió la lanza de la sacerdotisa de la Luna y comenzó a hacerlo restallar contra las paredes y el escritorio. Cuando se cansó, lo dejo caer y prosiguió.
--¡Este palo era todo lo que queríamos de ella, no el estúpido medallón! Juro que... Argghhh
El capitán vomitó en aquel momento y buscó la postura más comoda en el suelo. Cuando Jordi y Garius estubieron seguros de que empezaba a soñar, entraron para asearlo y lo acomodaron en su camastro.

Cuando despertara, como siempre, los dos negarían haber hecho tal cosa.

miércoles, febrero 08, 2006

Capítulo 18: Retirada estratégica

Muerto el capitan, el barco se desmorono rapidamente, pero antes de que los piratas de la putafosca se dispusieran a disfrutar de la mejor parte de su trabajo, el saqueo, el capitán Tim ordena la vuelta al barco ya que se disponian a huir de allí. La batalla había despertado el interes de los demas barcos piratas del muelle que no se lo pensarían dos veces en atacar ahora que estaban heridos, pero no contaban con la velocidad de la Rapsodia, teniendo que contertarse con las migajas que quedaban de "el coloso".

Cuchillo se encontraba frente a Tim de nuevo en su despacho, esta vez el viejo estaba acompañado de Edrik que no paraba de gruñir por un herida que habia recibido en el antebrazo, Akil tambien estaba en la habitación y parecia el peor parado de todos pues llevaba una venda alrededor de la cabeza, que le confería un aspecto más grave del que sufría.
-- Así que esa es la historia,-- dijo el capitan, al tiempo que entornaba la mirada perdido en sus divagaciones.-- Muy bien Cuchillo lo he decidido, dado que he perdido hombre de confianza y tu pareces capaz además de sospechoso, a sabiendas del dicho "manten cerca a tus amigos y más aun a tus enemigos", vas a saber lo que se cuece realmente en este barco.-- dicho esto dirigio una mirada a Akil y miro a Edrik quien levanto los hombros. -- Akil gozaras de los mismos privilegios que tu compañero dado que te has ganado una buena reputacion en mi nave.
>Nos hemos metido en un buen lio, no puedo contaros ahora mismo todo lo que se porque sería una larga charla y no vale la pena dado que son solo cuentos y rumores. Lo más importante ahora es recuperarnos y averiguar que tiene ese medallon de especial, para ello deberemos ir al lugar donde mi difunto hermano lo robó, aun queda a bastantes millas de aquí y tendremos que pasar por el puerto de Trewnio. Desde ahora quiero que ambos me conteis todo lo que os ocurra relacionado con esto, yo hare lo mismo, esta claro que no sobreviviremos sino estamos juntos aunque eso vaya contra nuestra naturaleza bucanera.
-- Podeis marcharos, todos necesitamos un descanso.-- acabo el capitan que parecía tan abatido como ellos,-- intentaremos interrogar a los poco prisioneros que tenemos a ver si saben algo, pero lo dudo.

Cuando llegaron donde se encontraba el barbas le vieron dando de comer a su gigantesca rata, este les dirigio un mirada para luego sonreirles, estaban vivos y eso era todo lo que importaba esa noche. Muchos conocidos suyos se habían dejado la vida en un abordaje que no tenia como fin ni mucho menos el que ellos creían y otros tantos morirían los dias siguientes de infecciones o gangrena. Aun quedaban rastros de la batalla en cubierta y en el casco de la Rapsodia pero no era nada que se pudiera reparar, en ese momento los demas hombres estaban arrojando al mar a sus difuntos compañeros mientras otros se repartian las escasas ganancias. Akil, Cuchillo y el Barbas decidieron ir a dormir ya tendrían tiempo para pensar y preocuparse de su futuro destino.

capítulo 16 : El Coloso (+cap. 16bis : Hamurabi)

Cuando las dos bestias de madera estubieron lo suficientemente cerca en aquellas aguas incendiadas, se hizo un momento de silencio, como si hubiera pasado un ángel. Justo el tiempo que tardaron las mechas de los ochenta cañones del Coloso en prender hasta el detonante. Luego se dejaron aparecer los otros ángeles, los de las trompetas, que venían anunciando el apocalípsis.

Toda la batería de estribor tronó en su correcto orden, de popa a proa. Pocas balas o ninguna atravesaron catastroficamente el casco del Putafosca, pero en algunas partes comenzaron a oirse los primeros chillidos de dolor, provocados por las astillas que saltaron con el golpe de aquellas moles de hierro. Solo entonces, diez grandes planchas, de treinta pies de largo y cuatro de ancho comenzaron a levantarse en el Putafosca hasta que estubieron en vertical y después se dejaron caer sobre el Coloso. Una de ellas no se sostubo y cayó al mar, y otra aplastó a uno de los recios marineros de dhow. De la goleta de dos mástiles y medio comenzaron entonces a brotar una legión de bucaneros, avanzando por las planchas mientras disparaban pistolas a dos manos.
--¡Derribad las planchas! --Rugió Hamurabi a sus soldados, que ya empezaban a a caer frente a la invasión.
Dos de los más cercanos a él corrieron raudos intentando volcar una tabla y comenzaron a arrastrarla hacia la borda, protegidos por un escudo de acero. Dos de los más adelantados perdieron el equilibrio y cayeron, pero en aquel momento uno de los dos recios musulmanes cayó fulminado como si una bomba hubiera explotado en la cabeza. Jordi y su rifle tomaban posiciones a larga distancia.
--Capitán --llamó un guardia de Hamurabi-- ¿disparamos los cañones largos?
--Ya es demasiado tarde para eso. ¡Si nos entretenemos hudiendo su barco cojerán el nuestro!--
Una gran explosión sonó en la popa, cerca del lugar donde ya había estallado el otro barril. Hamurabi, ignorante del combate singular entre la mujer y Cuchillo, se preguntó si el ataque había llegado ya a aquella parte. En todo caso, no tenía tiempo de matar esa curiosidad.
--¡Guardias, cargad contra la tercera tabla!
Allí se encontraba el encorvado y paliducho Edrik, respaldado por cinco de sus más forzudos hombres. Él tambien gritaba órdenes a diestro y siniestro. Cuando disparó sus dos pistoletes, los arrojó con puntería al moro más cercano, y pronto se halló luchando en la baja borda del dhow.
Sonó un segundo y último redoble de cañones del dhow, algunos de los cuales volaron parte del castillo de popa del Rapsodia. Pronto la lucha llegaría hasta las mismas cámaras donde se situaban los cañones del Coloso.
Gregor, justo delante de Edrik, seccionó el brazo de un musulmán, que comenzó a recular hacia los camarotes. Sin embargo, el inglés decidió que aquel aun podría manejar un arma con la otra mano y que tenía que acabar el trabajo. Pronto el temerario se vio rodeado por tres cañoneros que saltaron hacia él, y harto tubo con intentar parar los golpes de cimitarra y alfange .Una porra surgida de cualquier lugar chocó contra su rostro; desequilibrado por el dolor, vio como una hoja curva lo rajaba a la altura del bajo vientre, haciendo que parte del intestino empezara a caersele. No tubo tiempo de hacer nada más que contemplar aquello, y después sus ojos se cerraron para siempre.
La guardia de Hamurabi intentaba dar caza al maestre del Rapsodia. Este lo sabía y los mantenía ocupados huyendo y escabulléndose entre la tripulación arábiga. Entonces, el propio capitán del Coloso oyó rápidos pasos hacia él y se giró en redondo, con el tiempo justo de parar el golpe de Akil y darle un sobervio golpe de puño en el pecho. Lo hizo retroceder varios pasos, mientras él intentaba coger aire con unos pulmones aplastados. Hamurabi lo desafió en un perfecto árabe:
--¡Vaya, mi buen Akil, parece que los pescadores tambien intentan ahora dárselas con la espada!

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Capítulo 16 bis: Hamurabi


El escaso fuego griego que empezó a arder en el muelle fue rápidamente sofocado por más voluntarios que responsables, como si de un hormiguero en peligro se tratase, los marineros se afanaron en apagar unas llamas que a veces resistían el efecto del agua arrojada. Muchos otros huyeron despavoridos o se deicaron a llevar sus nabes hacia mejor puerto, y ninguno se atrevió, en primer término, a atacar a las dos naves que ladraban, se mezclaban y ardían.
Para tranquilidad de Tim, el cañonazo de Akil fue visto por varios testigos que no tardarían en pregonar que el Coloso había iniciado un ataque de oscuros intereses contra Golden. Tambien el chorro de fuego de la Rapsodia Putafosca fue visto, pero en el caos de la batalla, nadie podía saber si esta pretendía atacar el puerto o la nave de Hamurabi.
En todo caso, casi la mitad de la tripulación del capitán musulmán se hallaba en el puerto y no tuvo acasión de subir abordo.

Lefo Murillo cayó al agua con una fea herida cerca del ombro. Tal vez muriera, pero por lo pronto quedó en el mar, y no pudieron recogerlo. Arrigo, el mayor de los cinco hermanos gitanos no tardó en desobedecer a su maestre y localizar a aquel que pudo haber disparado la bala, blandiendo como lo hacía una alfange vieja y algo oxidada en la diestra, y una navaja aragonesa en la siniestra. Sus golpes tenían casi siempre algo de desesperado y huidizo, buscando a menudo la ventaja con todo tipo de trucos ruines: arrojar objetos, fingirse débil para atacar al confiado o trepar para caer mortalmente sobre prevenido o desprevenido. Se abrió paso a golpes de alfange y cuando estubo en la espalda de los que creyó que podían haber disparado a su hermano, clavó la navaja en sus cuellos.

Edrik, perseguido como estaba por seis de los temidos guardias de Hamurabi, se batía en una huida continua mientras gritaba voces de mando, llegando en último término a volver al Putafosca donde dos de las bestias que lo perseguían fueron abatidos por el rifle con alargavista de Jordi. Los otros tres perdieron la esperanza de pillar al Maestre, y se unieron a la gran masa que defendía de forma indiferenciada el Coloso. Más tarde se supo que al menos otro miembro de la guardia había caido bajo la catana de Jieggel.

El balance de la batalla empezaba a favorecer la victoria de los abordados en la mitad de popa, donde solo tres tablas de abordaje habían conseguido tenerse. Allí podían contarse sin duda mas cadáveres del Putafosca, y los moros empezaban a desplazarse a la otra mitad del barco donde Hamurabi el Perro atizaba a Akil entre el resto de la sangrienta algarabía. Si ambos hubieran combatido en un tablado en duelo singular con público, aquella riña hubiera sido recordada. Hamurabi no solo era enorme, si no que se movía rápido como una bestia enorme en estampida. Como una osa que hubiera perdido sus oseznos y se hallara delante del cazador, o como... Sí, eso era: como uno de los grandes Ogros de los que empezaba a hablarse en esa época. Hamurabi no era un Ogro, pero su tendencia a destrozar brutalmente todo a su paso dejaba pocas salidas a Akil, que ya había sido golpeado en las dos piernas. Evitar el filo negro del Perro ocupaba casi todas las empresas que el flaco pudiera pensar.
Fue entonces cuando fue acorralado en el cuarto de cocina. Pensó en lo bien que le hubiera venido uno de esos explosivos de mano que su mentor Jordi le había enseñado a fabricar, pero allí no tenía ninguno. Había sin embargo una gran campana para anunciar la hora de comidas, y un martillo para tañerla. Akil lo cojió con su mano izquierda y se abalanzó hacia él para estampársela. El arrojo fue tan repentino que aunque el ogro esquivó la primera inercia del martillo, moverse lo dejó desequilibrado, y el flaco aprovechó para cortar con su alfange la cuerda de la campana. Tampoco la caida de esta lo golpeó de pleno, pero la presa y el predador empezaban a intercambiar papeles. La campana cayó de cualquier manera, y una vez en el suelo empezó a girar por el suelo. Mientras intentaban que sus pies no fueran aplastados por la mole ambos se atacaron, recibiendo Akil el peor puñetazo en la cabeza que hubiera recibido nunca. El golpe lo mandó fuera de la cocina, y poco después se vio huyendo, definitivamente. El bruto, sin embargo también recibió su golpe en la cabeza al mismo tiempo que él golpeaba. Akil lo había alcanzado con el mazo.
Aun atontado y viendo las estrellas Perro salió de la cocina buscando a un adversario que ya había desaparecido. En contrapartida, encontró la esplada del otro "náufrago" que había subido al dhow. Estaba a menos de veinte pies, y más allá estaba la mujer de los ojos de diablo, al parecer dispuesta a saltar al agua. Lanzó su rugido de furia y empezó a correr hacia Cuchillo...

Capítulo 15: Pólvora

Hamurabi, más conocido como "el perro", estaba preocupado, aquellos dos hombres que habían subido al barco eran sin duda sospechosos en cuanto menos, no obstante la orden de haberlos dejado pasar venía de arriba, de muy arriba. Los lobos no podían ser desobedecidos, gracias a su ayuda "el perro" había conseguido grandes victorias a lo largo de la costa del viejo mundo, adjudicándose un buen número de colonias, ahora le tocaba a el responder ante su representante. El porque un grupo tan poderoso hacía acto de presencia a traves de aquella mujer era algo que desconocía, hasta que realmente se había fijado en ella, la mujer erradiaba fascinación y odio, vestía extraños habitos, unos pantalones que se adherían a la figura con un vestido que la cubria de pies a cabeza y un corte en la falda hasta la cintura, portando una extraña arma a la cintura. No obstante ahora no está en esta habitación, pensó relajado.

Un destello rompio la oscuridad y el estruendo de un cañonazo lleno la habitación, los guardias sobresaltados se giraron hacia su señor.
-- ¿Qué demonios ha sido eso?- preguntó alterado el perro al tiempo que se levantaba para salir a cubierta.
-- Parece que hemos disparado un cañon debe haber sido algun tipo de accidente.
Cuando Hamubari llego a cubierta y escruto su entorno se dio cuenta de todo. Una caseta del puerto estaba en llamas y la campana de alarma resonaba en todo la ciudad, alguien había simulado que atacaban el puerto, lo cual les iba a traer graves problemas.
-- Buscad a nuestros invitados y la mujer, quiero que repondan ante mi presencia,- le dijo a sus diestros guardias, estos asintieron y desenvainaron sus enormes cimitarras. El perro respiro hondo y se preparo para dar ordenes.
-- ¡¡¡Hombres del coloso a sus puestos de combate!!!, ¡¡¡ Desplegad las velas, timonel saquenos de este puerto!!!.-- Si actuaban rápido podrían huir del puerto antes de que les perseguieran, deberían abandonar a su suerte a los marineros que se encargaban del reaprovionamiento pero sino lo hacían los condenaría a todos.
-- ¡¡Barco enemigo a la vista a corta distancia mi señor!!
Ahora no cabía duda era un trampa, era imposible que ningun barco pudiera haberse preparado para la batalla a esa velocidad, en ese momento sus cañones escupian humo y un enorme aparato parecido a un grifo fuego de una extraña textura, les habían pillado por sorpresa. Hamurabi decidio hacer lo que hubiera hecho cualquier hombre, si morir era su destino al menos no se iría solo al mas alla, al menos los tres causantes de aquel desastre iban a pagar por aquello.

Akil y Cuchillo acabaron de amontonar barriles de polvora y prepararón la mecha, la explosion no dañaría en exceso el casco pero sería el inicio de un buen incendio, encendieron la mecha y se dirigieron hacía la cubierta con la esperanza de que la confusión les permitera escapar de allí a toda velocidad. Los barriles explotaron con un gran estruendo y llenaron de humo la habitación en la que se hallaban, cuando el humo se hubo despejado un poco y los ojos dejarón de llorarles vieron que había alguien más en la habitación, portaba una extraña arma y sus ojos relucían como el atardecer.
-- Akil sigue tu, esto es cosa mía-, dijo Cuchillo al tiempo que avanzaba hacía ella y extraía sus dos machetes de la espalda.

martes, febrero 07, 2006

Capítulo 13 : Historia de un medallón

La sombra del Coloso empezó a aparecer por el oeste al atardecer, demasiado cerca de la puesta de sol como para que los dos flacos piratas pudieran distinguir si era el barco correcto. Bagaban en los restos de una barca de pesca, dos náufragos que para más realismo habían decidido permanecer en ayuno. Permanecían hechados de cualquier manera en la pequeña barca, como dormitando el sueño de una resaca.

--Como dos gilipollas --pronunció Akil casi sin mover los labios. Ambos rieron un poco, y al rato se volvió a hacer el silencio. El barco aun quedaba demasiado lejos, así que no había nada que hacer. Tal vez aun tendrían que esperar a que el sol se acabara de poner, y aun a que cayera el velo azul marino de la noche.
--Akil, hay muchas cosas que aun no comprendo. Desde que subí al Putafosca no he parado de ver y oir cosas, y en cambio cuanto más atiendo menos comprendo lo que ha pasado ni lo que pasará. Incluso Jieggel ha intentando matarme.
--¿Jieggel?-- Akil solto una risa discreta y sincera. --Bueno, eso dice dos cosas a tu favor. Una es que no has sido empalado por esas espadas orientales que tiene. Eso te hace cojonudo. La otra es que seguramente te vio hacer algo que no debías.
--Subí a bordo a la mujer que el capitán tiró por la borda.
--Ya me lo imaginé --dijo tranquilamente, y no hizo ninguna pregunta al respecto. Cuando pasó un tiempo incomodo, Cuchillo continuó.
--¿Qué me dices del Mar Carmesí?
Pasó una gaviota, y la respuesta tardó en llegar.

--Fuimos hace dos años. Por aquel entonces eramos más a bordo, y algunos como Edrik no habían ingresado aun a las ordenes de Tim. Estaba Corel, hermano pequeño del capitán, y Montepelao, y Piti el tuerto con su enorme rata, la que ahora cuida Barbas. Sebastian Gorante, cuñado del Governador de Golden Sunrise iba en pos nuestro asi que nos dejamos llevar por los vientos, como hacíamos por entonces, hasta llegar a unas islas solitarias. Cuando vimos aquel puerto, del que aun no sé el nombre ni me interesa, abandonado como estaba de cualquier hombre que lo mantubiera, no tardamos en amarrarlo para subir algo de fruta. Teniamos el convencimiento de que, si aquello eran las costas el Mar Carmesí, él no se atrevería a arribar.
>Solo un hombre encontramos en aquel lugar, un anciano que insitía en que nos marcharamos pronto, y del que no obtubimos nada acerca de porqué qué había sido abandonado el lugar. Por lo visto, más allá de las islas solo moraban lo que él llamaba los Lobos, una orden que raramente se dejaba ver. Lobos, imaginé, era como en algunos lugares llamaban a los corsarios.
>No pasó más de un dia cuando distinguimos en el horizonte la silueta de un navío que solo podía ser el del capitán Gorante. Al final se atrevió a venir, e incluso tal como descubrimos después, trayendo a su pretendida esposa, hija del Governador. Así que nos internamos más adentro del Mar. Imagino que tubimos suerte porque, cuando Gor amarró, los Lobos pasaron por aquel puerto y los cañones no tardaron en sonar. Entonces fue cuando empezamos a tener miedo de verdad.
>Diezmados nuestros perseguidores, nosotros no pudimos hacer menos honor que el de rematarlos. Algunos sollozaban gritando antes de morir, porque habíamos sido nosotros los que habíamos despertado la Gran Loba, pero la mayoría de los supervivientes se cobijó en la isla hasta que llegamos nosotros. Fue así como encontramos a un mutilado Sebastian Gorante, cuando nos emboscó con cincuenta de sus últimos hombres y apunto estubo de acabar con todos nosotros. Mató al hermano de Tim y se quedó con su medallón. En realidad descubrió algunos tesoros más, guardados por el viejo que encontramos en la isla, y en ella se escondió hasta que nosotros desistimos. Presionados por la cercana presencia de los Lobos, salimos de aquel lugar con algunos de los tesoros que tubo que abandonar para esconderse. Imaginamos que murió allí, pero ahora no estamos tan seguros.
>Hace tres meses, un pajarito nos dijo que el Governador había regalado a uno de sus hombres un exótico medallón. No fue Gorante quien se lo trajo, si no un recadero suyo. El pretendiente de su Eleine --que ahora se hallaba en posesión de Tim Cabeza de Tiburón--, había encontrado su lugar en el Mar Carmesí.

Tomás Cuchillo dio un respingo. Se había puesto ya el sol, y apenas quedaba una franja de claridad en el oeste. La claridad solo estaba interrumpida allá en un punto negro que había ido crecido con el relato de Akil. Era un dhow enorme. Un dhow de guerra que olía a muerte.

lunes, febrero 06, 2006

Capítulo 12: El hombre adecuado

-- Todo esto aun nos deja el incomodo asunto del fin de nuestra impunidad en esta isla-- Edrik siguio en posesión de la palabra rematando los últimos detalles. -- Una vez ataquemos "el coloso" no habra vuelta atras.
-- Ja ja, mi buen contramestre, olvidas que se trata de nosotros, piratas. -- El capitán se alzo de su sillon al tiempo que cruzaba sus manos en la espalda y se giraba para comtemplar la immaculada lanza. -- Nosotros no dispararemos primero, lo haran ellos.
-- ¿Por qué iba a arremeter "el coloso" contra nosotros en un principio? -- pregunto Jordi algo perdido.
-- Nunca te has mostrado muy perspicaz para algo que no fueran tus inventos, Jordi. - dijo el capitan con tono burlon, cosa que hizo que Jordi enrojeciera. -- Si el coloso abre fuego contra nosotros en primer lugar, seran ellos los acusados de ruptura del pacto de no agresión de estas aguas, y por tanto quedaremos impunes y podremos seguir vagando a nuestras anchas. ¿Como lo vamos a conseguir te preguntas?
El capitan se giro hacia sus hombres y les clavo sus ojos grises.
-- Infiltraremos un traidor en sus filas.

Cuchillo, Akil y el Barbas se encontraban disfrutando de un descanso mientras pescaban algo para matar el rato hasta nuevas ordenes. Un individuo se dirigio hacia ellos. Cuchllo siempre había desconfiado de Edrik, no por sus estrategias o maniobras en batalla, era por su aspecto. Con no mas de metro y medio de altura junto con esos bigotes y el grasiente porn o decir aplastado pelo le daban un aspecto ratonil, alguien con ese aspecto nunca era del todo de fiar.
-- Akil Musa el capitán reclama su presencia. -- dijo seca y autoritariamente.

Cuando el arabe regreso con sus compañeros les explico la situación. El capitan iba a abordar un barco a poco distancia del muelle y con el fin de no perder la impunidad, queria que el, musulman como los marineros de dicha nave intentara entablar contacto con ellos finigiendo ser un pescador en problemas, para luego abrir fuego sobre el muelle y sabotear los cañones.
-- ¡Al demonio si no es una misión peligrosa!. --exclamo Barbas.-- Más te valdría escapar antes del abordaje si quieres conservar tu pellejo.
-- Gracias Barbas pero tengo mis motivos para haber aceptado tan gustosamente la misión de sabotear "el coloso".
Como un parpadeo Cuchillo sintio que se encogía el estomago y le quemaba la herida del hombro, deseo y odio chocaron en su cabeza como olas contra las rocas, se le erizo el bello de la nuca.
-- Akil, dejame que te acompañe.

domingo, febrero 05, 2006

Capitulo 11 : La red de la araña.

Decían que el capitán Tim era uno de esos naonatos que se mareaba si permanecía demasiado tiempo en tierra firme. El cacareo popular otorgaba al capitán una ascendencia familiar de padres, abuelos y ancestros marinos que se remontaba a la época de los visigodos. Se había acabado difundiendo, en fin, toda una faloria imposible sobre el buen acierto que tenía al saber mantener a flote sus nabes con maniobras de ensueño. Lo que no sabía todo el mundo era que Tim no era un buen estratega a la hora de preparar una batalla. Su astucia le permitiría dirigir todos los frentes de la guerra, pero no cada batalla. Para eso estaba Edrik. Juntos, la Putafosca era imparable.

--Si el Coloso es uno de esos dhows moros, lo mejor sería dejarlo en paz hasta que estubiera amarrado a puerto. Sin embargo, no creo que cometan esa estupidez. Es una nave de un solo mástil, y bajo calado. Nuestros cañones no podrán alcanzar la obra viva y serán inefectivos. --Edrik, sentado al lado del capitán, trataba de ordenar las cosas como mejor podía, para que Jordi las comprendiese--. Será mucho más efectivo el fuego griego. ¿Cómo anda el sifón?
--Funcionaría si tubieramos suficiente nafta, petróleo y azufre.
--La idea es que arda el muelle de carga, y... tal vez un poco de fuego tambien flotando entre el dhow y el puerto.
El sifón de fuego griego era terrible. La sustancia aceitosa que disparaba quedaba pegada y ardía como un demonio, pero sobretodo, era un arma poco conocida y capaz de hacer temblar a cualquiera. Jordi sabía como fabricarlo. Tambien sabía mejor que nadie que un fallo podía prender a los siete u ocho que harían falta para dirigirlo.
--Tendremos que acercarnos a menos de cincuenta pies --comentó Jordi--. En cuanto sospechen darán la voz de alarma en todo el puerto.
--No temerán una goleta amarrada y vacía. El Coloso solo se acercará para cargar y descargar; el resto del tiempo permanecerá a unos cien pies del muelle. Los he visto otras veces. La Rapsodia habrá de estar entre el dhow y su tripulación, y esperemos que el capitán se quede sentadito en su barco algun tiempo. ¿Qué me dices de esa tercera vela tuya? con ella podríamos podríamos dar un salto voraz cuando se iniciara el incendio.
--Quedó atascada cuando chocamos contra la Doncella Alada.
--Entonces tendremos que esperar a que esté a nuestra vera. Y esperemos que el Coloso que esté lo suficientemente cebada de oro de las indias. Cuando nuestros hombres aborden el dhow buscará auxilio en el muelle.
--Te recuerdo, maestre Edrik --interrumpió el capitán--, que solo buscamos el medallón.
--Y yo le recuerdo que el Coloso es uno de los tres barcos insignia de Hamurabi el Perro. Si tenemos la mala suerte de verlo capitaneando el barco, su guardia decapitará a todos neustros hombres.
--Alguna vez te mataré yo mismo por insolente.
--Conténtese con la sangre que va ir al mar esta noche por ese maldito medallón suyo.

Capítulo 9: Negociaciones

-- Mi querido governador- el capitan de la Rapsodia se encontraba sentado en el adornado despacho del gobernador de Golden Sunrise, Edrik se encontraba de pie a su lado con una mano apoyada en una de las pistolas que cargaba. A quien se dirigía era a un hombre de mediana edad sentado en su sillon cuya peluca blanca junto con el sudor y un intenso temblor le daba aspecto de que estuviera ante la presencia del diablo.
-- Parece sorprendido de volver a vernos, no se cuando se le paso por la cabeza que un navio como "la doncella alada" conseguiría hundirnos en el mar.
-- Pe... Pensaba que el medallón estaría allí- susurro apenas el gobernador.-- Por favor, quiero ver a mi hija.
-- ¡Por supuesto Gobernador!, Edrik enseñala su hija.- el capitan se giro para ver a Edrik mientras arrojaba algo a la mesa.
Era una mano, y por la herida se deducía que habia sido arrancada de cuajo a la fuerza. El gobernador se quedo palida como una fantasma y empezo a sollozar.
-- Eleaine...., es usted un demonio.
-- Me alegro de que usted opine eso, ahora hablemos de negocios de verdad, usted controla el tráfico de barcos por este punto "fronterizo", es por ello que decidi hacerlo mi socio, eso si tuvimos que secuestrar a su hija para ayudarle a decidir. Y usted que hace intenta vendernos, se burla de nosotros. De gracias de que solo sea una mano.
El gobernador estaba totalmente derrotado, con la cabeza enterrada en las manos comenzo a hablar entre gemidos de dolor e impotencia.
-- Dentro de 4 días atracara "El coloso", dicen que viene de saquear unas viejas ruinas del nuevo mundo, su capitán lleva el medallón, se lo adjudico como obsequio personal cuando comenzaron el saqueo.
-- Mucho mejor así me gobernador, no se preocupe pronto vera su hija-- explico el capitán con un tono de compresión y afecto para luego estallar en estridentes carcajadas.

-- Vamonos Edrik aun tenemos trabajo que hacer.

jueves, febrero 02, 2006

Capítulo 8 : Mundo Incierto

El esplendor de Golden Sunrise era, tal como decían los Sabios, el resultado inebitable de un mundo que cambiaba. En esencia, la situción histórica era la siguiente: Corría el año 1607, reinaba Felipe III en las Españas, la Armada Invencible había sido hundida hacía menos de 20 años, y América había sido descubierta hacía más de un siglo. La piratería libre y la gubernamental amenzaba el tránsito de los barcos que iban de las Indias a las costas de Cádiz y Sevilla. Pero no todo era como imaginamos.

En las américas, la civilizacion Inca estaba aun en pleno auge, y a menudo, los goviernos del Viejo Mundo tenían que aliarse para resistir a los indígenas en las Américas en una guerra intermitente que parecía no acabar nunca. El poder musulmán deshecho en la península ibérica se había vuelto a forjar en Marruecos bajo el califato de Halim III, se había extendido hasta El Cairo, la Arabia Saudí y por último se hallaba en expansión por el pacífico. Ahora, sin embargo, la próxima expulsión de los moriscos olía a guerra. Los pueblos bárbaros del Norte, propiciados por el debilitamiento de los poderes centrales de una Europa que buscaba aliados en el plano naval, había iniciado un salvaje movimiento social de conquista. Sus nabes no eran las mas grandes ni sofisticadas, pero tampoco las necesitaban. En Oriente, para tranquilidad del mundo, la China y el Japón Imperial se neutralizaban mutuamente, pero el nuevo Shogun no tardaría en iniciar una conquista definitiva por Indonesia y el sur de África

Ni siquiera la geografía era como cabría esperar, y nuevos perfiles de costas e islas eran descubiertos año tras año en los bastos océanos. No había noticias oficiales de medio-hombres, ni de las aberraciones descritas por los pensadores antiguos sobre humanoides y seres legendarios, pero el descubrimiento de zonas como el Mar Carmesí hacía pronosticar terrores y profecías por todo el mundo.

Y las historias eran especialmente escuchadas en Golden Sunrise. El Rapsodia y los hombres que en él malvivian se hallaba demasiado atareado como para intuir la parte que les deparaba el destino, pero Tim y Edrik (tercero de a bordo y maestre de abordaje) empezaban a jugar conscientemente sus propias cartas.
Al fin y al cabo, poseían un tesoro realmente único, y si había alguna posibilidad de sacarle partido a ese factor, para bien o para mal, Tim Cabeza de Tiburón averiguaría cómo. No por nada decían que poseía la astucia del pez más terrible de los grandes mares.

miércoles, febrero 01, 2006

Capítulo 7: Puerto "Golden sunrise"

EL día transcurrio sin novedad, cada uno de los piratas se dedico a sus habituales tareas. Cuando el sol se encontraba a punto de ponerse llegaron al puerto de "Golden sunrise". Este puerto era la única población de la isla de Media, llamada así porque era la única parada posible entre los dos continentes. Era por ello que todos lo barcos que iban de uno a otro tenían que pasar por ella obligatoriamente, maniobra que fue aprovechada por los gobernantes de la ciudad para independizarse e instaurar su ley, allí todo el mundo era bien recibido mientras no causara problemas y gastara su oro.
La ciudad se encontraba construida destartaladamente y con una variopinta mezcla de estilos digna de la mezcla etnica y racial de la población, esta se estaba presidida por la mansión del gobernador, que conservaba el estilo sus antiguos habitantes ingleses, y destacaban algunos edificios de las distintas congregaciones religiosas.

Cabeza de tiburon apareció en cubierta acompañado por Jordi y un par de piratas que hacian veces de criados y guardaespaldas, alzó las manos al cielo y se dirigio a a la tripulación:
-- ¡Mis bien podridos asesinos! - exclamó en vez potente, provocando risas y virotes entre los más cercanos. -- Como buenos piratas se merecen un descanso, por ello les invito a disfrutar de la comida, bebida y dudoso cariño de furcia que les ofrece este puerto. Recordandoles que mañana a esta misma hora partiremos.
Cuchillo se ofrecio voluntario para ayudar a descargar las cajas y toneles para el reaprovisionamiento, dejó el pesado tonel del cual se escapaba algun gemido en un rincon del almacen y lo abrió. La mujer salió por su propio pie y clavo su ojos en los del pirata, este mostrando una seguridad que no tenia puso en las manos de la mujer una moneda de oro, la mitad de sus escasos bienes, junto con uno de sus equilibrados y afilados cuchillos. Aceptando de buen agrado aquellos presentes la mujer escruto los alrededores para esfumarse de allí no si antes decirle a Cuchillo con una melodiosa y suave que este último jamas hubiera esperado de aquel demonio:
-- Me asegurare de que nadie acabe con tu vida antes que yo.

Se reunio en la plaza con su buen amigo Akil y el barbas, aquella noche correría el buen ron y la diversion. Algunos no habían tardado en empezar con la suya, en un lado los hermanos Murillo estaban estafando y robando como tahures a un grupo de soldados franceses de paso por la ciudad, que hacian sus diferencias a un lado ya que en aquella ciudad cualquier conflicto estaba penado con el salto del angel. En otro lado comerciantes nocturnos enseñaban todo su genero a los recien llegados, mientras algunas mujeres enseñaban el suyo a los hambrientos miembros de la tripulación, la noche gozaba de buena salud. Nuestro grupo no tardo en entrar a la posada y comenzar la diversión, mientras desconocían que otros tenían una noche de largo trabajo delante.